Santa Teresa de Jesús.

15 de Octubre

Teresa de Jesus

Teresa de Jesús es una santa que rompe los moldes de santidad de su tiempo. Descubre la plenitud por el camino de la oración, del encuentro con Dios, con Jesucristo: el Dios hecho hombre por amor a los hombres.

Es una santa simpática, alegre y sin extravagancias, que «no lo parece» ya que como comentan sorprendidas las descalzas reales «come, duerme y se ríe» como nosotras… Teresa no se ajusta al cliché de santidad y muchos que la conocen no la comprenden ya que ella está más allá de la mentalidad que impera. Innovadora, mujer que algo insólito y atrevidísimo se pone a escribir para expandir, contagiar y animar con su  experiencia gozosa a hombres y mujeres de entornos diferentes. No sólo escribe libros sino infinidad de cartas (donde en muchas ocasiones se desvela lo que piensa realmente ya que esos escritos escapan de la lectura de los inquisidores). Y lo hace con sabiduría y audacia, contagiando su arrolladora experiencia de haber encontrado a Dios, al amor de su vida, por el arduo y dificultoso camino de la oración. Camino arduo el de esa búsqueda de un corazón apasionado, pero que no queda sin recompensa. Teresa lanza y empuja a todos a seguir este camino seguro al cielo, al cielo ya en la tierra porque como ella dice por propia experiencia en Camino de perfección: «donde está el cielo allí está Dios y no es menester dar grandes gritos para buscarlo» pues lo tenemos en el alma…

Flexible y abierta sin miedo a lanzarse por Dios allí donde pueda ser servido. Para ello se adapta a la realidad y no le detienen las dificultades y encuentra la manera de salir airosa por caminos nuevos.  Atenta y abierta al Dios que descubre y redescubre en el Evangelio y por ende en la Biblia libro discutido en ese momento doloroso de crisis en la Iglesia que le toca vivir. 

Quiere que sus monjas sean alegres, amigas fuertes que se amen sin excluir a ninguna y cultiven sobre todo las virtudes más que penitencias. Desprendidas de títulos y honras, del propio parecer, del qué dirán… Humildes como su Maestro al que sirven e imitan. Almas esponjadas, no apretadas y sin apocamientos ni temores. Ella habla de todo ello con sencillez, por propia experiencia contagiando buen ánimo para evitar a los suyos perder el tiempo atascados con falsas humildades y enredos que hacen perder la ruta.

Muestra el camino para vivir y ser auténticos, transparentes y  libres bajo la mirada amorosa y siempre atenta del Esposo «que no quita los ojos de vosotras». Quiere a sus hijas con ánimos animosos, alegres y  sencillas,  sinceras. Inventa los recreos para expandir y convivir más intensamente sus hijos y todavía se conservan hoy castañuelas e instrumentos musicales con los que alegraba la casa e imploraba al Esposo por las necesidades del mundo y de sus casas.

Teresa es mujer y sabe que tiene mucho que decir y que como ella las mujeres pueden y deben discernir, decir y decidir. Sufre esa incomprensión pero se lanza y desahoga su alma con su Esposo (estos hijos de Adán…) y eso le da alas para volar y lanzarse a escribir y fundar, y convertirse en lo que es hoy una santa maestra de oración que se hace muy cercana y cuya sabiduría ha sido reconocida hasta llegar a ser la primera mujer Doctora de la Iglesia. 

Textos

Carisma

En este tiempo vinieron a mi noticia los daños de Francia y el estrago que habían hecho estos luteranos y cuánto iba en crecimiento esta desventurada secta. Diome gran fatiga, y como si yo pudiera algo o fuera algo, lloraba con el Señor y le suplicaba remediase tanto mal. Parecíame que mil vidas pusiera yo para remedio de un alma de las muchas que allí se perdían. Y como me vi mujer y ruin e imposibilitada de aprovechar en lo que yo quisiera en el ser servicio del Señor, y toda mi ansia era, y aún es, que pues tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que ésos fuesen buenos, determiné a hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hicieren lo mismo, confiada en la gran bondad de Dios, que nunca falta de ayudar a quien por él se determina a dejarlo todo; y que siendo tales cuales yo las pintaba en mis deseos, entre sus virtudes no tendrían fuerza mis faltas, y podría yo contentar en algo al Señor, y que todas ocupadas en oración por los defendedores de la Iglesia y predicadores y letrados que la defienden, ayudásemos en lo que pudiésemos a este Señor mío que tan apretado le traen a los que ha hecho tanto bien… Camino de perfección 1,2.

No me deja de quebrar el corazón ver tantas almas como se pierden… ¡Oh hermanas mías en Cristo! ayudadme a suplicar esto al Señor, que para eso os juntó aquí; éste es vuestro llamamiento, éstos han de se vuestros negocios, éstos han de ser vuestro deseos, aquí vuestras lágrimas, éstas vuestras peticiones; no, por negocios del mundo, que yo me río y aun me congojo de las cosas que aquí nos vienen a encargar supliquemos a Dios, de pedir a Su Majestad rentas y dineros…

Estáse  ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, quieren poner su Iglesia por el suelo, ¿y hemos de gastar el tiempo en cosas que por ventura si Dios las diese, tendríamos un alma menos en el cielo? No… no es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia. Camino de perfección 1,4-5

Todo lo que pudiereis sin ofensa de Dios, procurad ser afables… cuanto más santas, más conversables con vuestras hermanas. Camino 41

ORACIÓN

Para aprovechar mucho en este camino de la oración no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y así, lo que más os despertare a amar… eso haced. (Moradas 4, capitulo 1-7).

Ya sabéis que Dios está en todas partes. Pues claro está que adonde está el rey, allí dicen está la corte. En fin, que adonde está Dios, es el cielo. Sin duda lo podéis creer que adonde está Su Majestad está toda la gloria. Pues mirad que dice San Agustín que le buscaba en muchas partes y que le vino a hallar dentro de sí mismo. ¿Pensáis que importa poco para un alma derramada entender esta verdad y ver que no ha menester para hablar con su Padre Eterno ir al cielo, ni para regalarse con El, ni ha menester hablar a voces? Por paso [bajito] que hable, está tan cerca que nos oirá. Ni ha menester alas para ir a buscarle , sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a padre, pedirle como a padre, contarle sus trabajos, pedirle remedio para ellos, entendiendo que no es digna de ser su hija.

Se deje de unos encogimientos que tienen algunas personas y piensan es humildad. Sí, que no está la humildad en que si el rey os hace una merced no la toméis, sino tomarla y entender cuán sobrada os viene y holgaros con ella. ¡Donosa humildad, que me tenga yo al Emperador del cielo y de la tierra en mi casa, que se viene a ella por hacerme merced y por holgarse conmigo, y que por humildad ni le quiera responder ni estarme con El ni tomar lo que me da, sino que le deje solo. Y que estándome diciendo y rogando le pida, por humildad me quede pobre, y aun le deje ir, de que ve que no acabo de determinarme!

No os curéis, hijas, de estas humildades, sino tratad con El como con padre y como con hermano y como con señor y como con esposo; a veces de una manera, a veces de otra, que El os enseñará lo que habéis de hacer para contentarle. Dejaos de ser bobas; pedidle la palabra, que vuestro Esposo es, que os trate como a tales. (Camino de perfección 28,2-3).

Yo creo que, como el demonio ve que no hay camino que lleve más presto a la suma perfección que el de la obediencia, pone tantos disgustos y dificultades debajo de color de bien. Y esto se note bien y verán claro que digo verdad. En lo que está la suma perfección, claro está que no es en regalos interiores ni en grandes arrobamientos ni visiones ni en espíritu de profecía; sino  en estar nuestra voluntad tan conforme con la de Dios, que ninguna cosa entendamos que quiere, que no la queramos con toda nuestra voluntad, y tan alegremente tomemos lo sabroso como lo amargo, entendiendo que lo quiere Su Majestad. Esto parece dificultosísimo, no el hacerlo, sino este contentarnos con lo que de en todo en todo nuestra voluntad contradice conforme a nuestro natural; y así es verdad que lo es. Mas esta fuerza tiene el amor, si es perfecto, que olvidamos nuestro contento por contentar a quien amamos. Y verdaderamente es así que, aunque sean grandísimos trabajos, entendiendo contentamos a Dios, se nos hacen dulces. Y de esta manera aman los que han llegado aquí, las persecuciones y deshonras y agravios. Esto es tan cierto y está tan sabido y llano, que no hay para qué me detener en ello. (Fundaciones 5, 10)

El verdadero amante en todas partes ama y siempre se acuerda del Amado… Recia cosa sería que sólo en los rincones pudiésemos traer oración. Ya veo yo que no puede ser muchas horas; más ¡Oh Señor mío!, ¡qué fuerza tiene con Vos un suspiro salido de las entrañas, de pena por ver que no basta que estamos en este destierro, sino que aun no nos den lugar para eso que podríamos estar a solas gozando de Vos!

Aquí se ve bien que somos esclavos suyos vendidos por su amor de nuestra voluntad a la virtud de la obediencia, pues por ella dejamos, en alguna manera, de gozar al mismo Dios. Y no es nada si consideramos que Él vino del seno del Padre por obediencia, a hacerse esclavo nuestro. Fundaciones 5,16-17.

“Andad alegres” Camino 40.5

Conozco de vista a algunas personas que me han hecho entender esta verdad, cuando yo estaba con pena grande de verme con poco tiempo, y así las había lástima de verlas siempre ocupadas en negocios y cosas muchas les mandaba la obediencia; y pensaba yo en mí, y aún se lo decía, que no era posible entre tanta barahúnda crecer el espíritu, porque entonces no tenían mucho. ¡Oh Señor, cuán diferentes son vuestros caminos de nuestras torpes imaginaciones!

¡Y cómo de un alma que está ya determinada a amaros y dejada en vuestras manos, no queréis otra cosa sino que obedezca y se informe bien de lo que es más servicio vuestro, y eso desee! No ha menester ella buscar los caminos ni escogerlos que ya su voluntad es vuestra. Vos Señor mío, tomáis ese cuidado de guiarla por donde más se aproveche. Y aunque el prelado no ande con este cuidado de aprovecharnos el alma, sino de que se hagan los negocios, que le parece convienen a la comunidad. Vos Dios mío, le tenéis y vais disponiendo el alma y las cosas que se tratan de manera que sin entender cómo, nos hallamos con espíritu y gran aprovechamiento, que nos deja después espantadas. (Fundaciones 5, 6)

Así lo estaba una persona que ha pocos días que hablé, que la obediencia le había traído cerca de quince años tan trabajado en oficios y gobiernos, que en todos éstos no se acordaba de haber tenido un día para sí, aunque él procuraba los mejor que podía algunos ratos al día de oración y de traer limpia conciencia. Es un alma de las más inclinadas a obediencia que yo he visto, y así la pega a cuantas trata. Hale pagado bien el Señor, que sin saber cómo se halló con aquella libertad de espíritu tan preciada y deseada que tienen los perfectos, adonde se halla toda la felicidad que en esta vida se puede desear; porque no queriendo nada, lo poseen todo. Ninguna cosa temen ni desean de la tierra, ni los trabajos las turban, ni los contentos las hacen movimiento. En fin nadie la puede quitar la paz, porque ésta de sólo Dios depende. Y como a El nadie le puede quitar, sólo el temor de perderle puede dar pena, que todo lo demás de este mundo es, en su opinión, como si no fuese, porque ni le hace ni le deshace para su contento. ¡Oh dichosa obediencia y distracción por ella, que tanto pudo alcanzar! (Fundaciones 5, 7)

No es sola esta persona, que otras he conocido de la misma suerte, que no las había visto algunos años había y hartos;  y preguntándoles en qué se habían pasado, era todo en ocupaciones de obediencia y caridad. Por otra parte veíalos tan medrados en cosas espirituales que me espantaban.

Pues ¡ea, hijas mías!, no haya desconsuelo cuando la obediencia os trajere empleadas en cosas exteriores; entended que si es en la cocina, entre los pucheros anda el Señor ayudándoos en lo interior y exterior.  (Fundaciones 5,8).

Oración, Presencia de Dios: no os pido más de que le miréis

“Procurad luego, hija, pues estáis sola, tener compañía. Pues ¿qué mejor que la del mismo maestro que enseñó la oración [el Padrenuestro] que vais a rezar? Representad al mismo Señor junto con vos y mirad con qué amor y humildad os está enseñando. Y creedme, mientras pudiereis no estéis sin tan buen amigo. Si os acostumbráis a traerle cabe vos [a vuestro lado] y Él ve que lo hacéis con amor y que andáis procurando contentarle, no le podréis  – como dicen- echar de vos; no os faltará para siempre; ayudaros ha en todos vuestros trabajos; tenerle heis en todas partes: ¿pensáis que es poco un tal amigo al lado?

¡Oh hermanas, las que no podéis tener mucho discurso del entendimiento ni podéis tener el pensamiento sin divertiros!, ¡acostumbraos, acostumbraos! Mirad que sé yo que podréis hacer esto,  porque pasé muchos años por este trabajo de no poder sosegar el pensamiento en una cosa y lo es muy grande…

No os pido ahora que penséis en Él, ni que saquéis muchos conceptos, ni hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis… Pues nunca, hijas, quita vuestro Esposo los ojos de vosotras. Haos sufrido mil cosas feas y abominaciones contra El y no ha bastado para que os deje de mirar, ¿y  es mucho que quitados los ojos de cosas exteriores, le miréis algunas veces a Él? Mirad que no está aguardando otra cosa, como dice a la esposa (Cantar de los cantares 2,14) sino que le miremos. Como le quisiéresis, le hallaréis. Tiene en tanto que le volvamos a mirar, que no quedará por diligencia suya.

Así como dicen ha de hacer la mujer, para ser bien casada, con su marido, que si está triste, se ha de mostrar ella triste y si está alegre, aunque nunca lo esté, alegre (mirad de qué sujeción os habéis librado, hermanas), esto con verdad, sin fingimiento, hace el Señor con nosotros; que Él se hace el sujeto, y quiere seáis vos la señora, y andar Él a vuestra voluntad. Si estáis alegre, miradle resucitado; que sólo imaginar cómo salió del sepulcro os alegrará. ..Como quien tan bien salió de la batalla adonde ha ganado un tan gran reino, que todo le quiere para vos, y a sí con él. Pues ¿es mucho que a quien tanto os da volváis una vez los ojos a mirarle?

Si estáis con trabajos o triste, miradle camino del huerto… Miráos ha El con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas, y olvidará sus dolores por consolar los vuestros, sólo porque os vayáis vos con El a consolar y volváis la cabeza a mirarle”. Camino de perfección 26, 2-4.

San Juan de la Cruz

14 de Diciembre

El mirar de Dios es amar” Cántico canción 32.

El aprovechar no se halla sino imitando a Cristo. Subida al Monte Carmelo libro 2º capítulo 7.

Si el alma busca a Dios, mucho más la busca su Amado a ella” Llama de amor viva canción III-28.

“Tú misma eres el aposento donde Él mora y el escondrijo donde está escondido, que es cosa de gran contentamiento y alegría para ti ver que todo tu bien y esperanza está tan cerca de ti que está en ti o por mejor decir, tú no puedes estar sin Él” Cántico I-7.

“A la tarde te examinarán en el Amor aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición” Aviso 59

“Olvido de lo creado- memoria del creador, atención a lo interior y estarse amando al Amado” Suma de la perfección.

 

 

Oración del alma enamorada

“Míos son los cielos y mía es la tierra;

mías son las gentes,

los justos son míos y míos los pecadores;

los ángeles son míos,

y la Madre de Dios

y todas las cosas son mías;

y el mismo Dios es mío y para mí,

porque Cristo es mío y todo para mí.

Pues ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti.

No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre.

Sal fuera y gloríate en tu gloria,

escóndete en ella y goza,

y alcanzarás las peticiones de tu corazón”.

Santa Teresita del Niño Jesús. 

1de Octubre

“La oración y el sacrificio constituyen toda mi fuerza; son las armas invencibles que Jesús me ha dado” Manuscrito C.

 

“Para mí la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en la tribulación como en la alegría, algo que me dilata el alma y me une a Jesús” Manuscrito C.

 

“La santidad consiste en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios,

conscientes de nuestra debilidad

y confiados audazmente en su bondad de Padre” N. V. 3-8-1897

 

“Ahora, sólo me guía el abandono… ya no puedo pedir nada con ardor, excepto el perfecto cumplimiento de la voluntad de Dios” Manuscrito A

 

“La confianza y sólo la confianza es la que debe conducirnos al amor” Carta 17-9-1896

 

“Tengo debilidades, pero me alegro de ellas. No estoy siempre por encima de las nadas de la tierra, me da rabia una tontería que haya dicho o hecho. Entonces me digo; ¡ay! estoy en el mismo sitio que antes. No lo digo sin tristeza. Es tan dulce sentirse débil y pequeña” (Cuaderno amarillo, últimas conversaciones)

 

“Lo que agrada a Jesús, es ver que amo mi pequeñez y mi pobreza, es la esperanza ciega que tengo en su Misericordia. He aquí mi único tesoro” Carta 17-9-1896

 

“La vida es un tesoro, cada instante es una eternidad de gozo para el cielo. ¡Una eternidad, ver a Dios cara a cara, ser una sola cosa con Él! No hay más que Jesús, amémosle con locura, salvémosle almas” Carta 15-10-1889

 

“He venido al Carmelo para salvar almas y sobre todo para rogar por los sacerdotes” Manuscrito A

 

“¡Qué dulce es el camino del amor! Ciertamente, se pueden cometer infidelidades, se puede caer; pero sabiendo el amor sacar provecho de todo, bien pronto se consume lo que puede disgustar a Jesús, no dejando más que una humilde y profunda paz en el alma” Manuscrito A, VIII 83r.

 

 

 

“Sé encontrar siempre el modo de estar alegre y de sacar provecho de mis miserias “Manuscrito A III, 8r.

 

 

 

“Lo que me sostiene durante la oración es sobre todo el Evangelio; hallo en él lo que necesita mi alma. Siempre descubro nuevas luces de sentidos ocultos y misteriosos” MS A

 

“El Evangelio me basta”

 

“Sólo tengo que poner los ojos en el santo Evangelio para respirar los perfumes de la vida de Jesús y saber hacia dónde correr… No me abalanzo al primer puesto, sino al último… Sí, estoy segura de que, aunque tuviera sobre la conciencia todos los pecados que pueden cometerse, iría, con el corazón roto de arrepentimiento, a echarme en brazos de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuelve a él” (MS C, 36v-37r)

 

“Comprendo y sé por experiencia que el reino de Dios está dentro de nosotros, Jesús no tiene necesidad de libros ni de doctores para instruir a las almas. Enseña sin ruido de palabras. Nunca le oigo hablar pero sé que está dentro de mí” MS A

 

“A mí se me ha dado su misericordia infinita y a través de ella contemplo y adoro las demás perfecciones divinas. Todas se me presentan radiantes de amor… ¡Qué dulce alegría pensar que Dios es justo!, es decir, que tiene en cuenta nuestras debilidades, que conoce perfectamente la debilidad de nuestra naturaleza.  Siendo así, ¿de qué voy a tener miedo?  El Dios infinitamente justo, que se dignó perdonar con tanta bondad todas las culpas del hijo pródigo, ¿no va a ser justo también conmigo, que estoy siempre con Él?…” (Ms A  83v°)

 

“Confianza como la del niño que se abandona en las manos de Dios, inseparable del compromiso fuerte, radical, del verdadero amor, que es don total de sí mismo, para siempre, como dice la santa contemplando a María: «Amar es darlo todo, darse incluso a sí mismo» (Poesía Por qué te amo, María: p 54/22). Así Teresa nos indica a todos que la vida cristiana consiste en vivir plenamente la gracia del Bautismo en el don total de sí al amor del Padre, para vivir como Cristo, en el fuego del Espíritu Santo, su mismo amor por todos los demás”. (Benedicto XVI, audiencia general 6 de abril 2011)
¿Y cómo amó Jesús a sus discípulos, y por qué los amó? No, no eran sus cualidades naturales las que podían atraerle. Entre ellos y él la distancia era infinita. El era la Ciencia, la Sabiduría eterna; ellos eran unos pobres pescadores, ignorantes y llenos de pensamientos terrenos. Sin embargo, Jesús los llama sus amigos, sus hermanos (Cf. Jn 15,15). Quiere verles reinar con él en el reino de su Padre, y, para abrirles las puertas de ese reino, quiere morir en una cruz, pues dijo: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos (Jn 15,13).

Madre querida, meditando estas palabras de Jesús, comprendí lo imperfecto que era mi amor a mis hermanas y vi que no las amaba como las ama Dios. Sí, ahora comprendo que la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no extrañarse de sus debilidades, en edificarse de los más pequeños actos de virtud que les veamos practicar. Pero, sobre todo, comprendí que la caridad no debe quedarse encerrada en el fondo del corazón: Nadie, dijo Jesús, enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa (Mt 5,15).

 

Yo pienso que esa lámpara representa a la caridad, que debe alumbrar y alegrar, no sólo a los que me son más queridos, sino a todos los que están en la casa, sin exceptuar a nadie.

Cuando el Señor mandó a su pueblo amar al prójimo como a sí mismo (Cf. Lv 19,18), todavía no había venido a la tierra. Por eso, sabiendo bien hasta qué grado se ama uno a sí mismo, no podía pedir a sus criaturas un amor mayor al prójimo. Pero cuando Jesús dio a sus apóstoles un mandamiento nuevo -su mandamiento (Jn 15,12), como lo llama más adelante-, ya no habla de amar al prójimo como a uno mismo, sino de amarle como él, Jesús, le amó y como le amará hasta la consumación de los siglos…

 

Yo sé, Señor, que tú no mandas nada imposible. Tú conoces mejor que yo mi debilidad, mi imperfección. Tú sabes bien que yo nunca podría amar a mis hermanas como tú las amas, si tú mismo, Jesús mío, no las amaras también en mí. Y porque querías concederme esta gracia, por eso diste un mandamiento nuevo…

¡Y cómo amo este mandamiento, pues me da la certeza de que tu voluntad es amar tú en mí a todos los que me mandas amar…!

 

Sí, lo se: cuando soy caritativa, es únicamente Jesús quien actúa en mí. Cuanto más unida estoy a él, más amo a todas mis hermanas. Cuando quiero hacer que crezca en mí ese amor, y sobre todo cuando el demonio intenta poner ante los ojos de mi alma los defectos de tal o cual hermana que me cae menos simpática, me apresuro a buscar sus virtudes y sus buenos deseos, pienso que si la he visto caer una vez, puede haber conseguido un gran número de victorias que oculta por humildad, y que incluso lo que a mí me parece una falta puede muy bien ser, debido a la recta intención, un acto de virtud”. Santa Teresita de Lisieux (Ms C F.11vº-F.13rº Capítulo X La prueba de la fe)

 

 

Santa Teresa Benedicta de la Cruz. (Edith Stein).

 9 de Agosto

“Vivir en el Carmelo es vivir en el santuario más íntimo de la Iglesia”

“A Dios le place elegir un pequeño grupo de personas que de manera mucho más cercana deben participar de su propia vida. Y creemos pertenecer a ese grupo de afortunados. No sabemos con qué criterios se ha hecho la elección.

Desde luego no según la dignidad y mérito y por ello la gracia de la elección no nos hace soberbios, sino humildes y agradecidos.

Nuestra tarea es amar y servir.

Dado que Dios no abandona el mundo que Él ha creado y sobre todo, ama mucho a los hombres.

No hemos dejado el mundo porque lo consideramos sin valor, sino a fin de estar libres para Dios… para nosotras vale lo mismo pelar patatas, limpiar ventanas o escribir libros.”Carta 16,1937

“Cristo es el centro de mi vida, y la Iglesia de Cristo, mi patria” Carta 166, 1925

“En la Santísima Trinidad hay tres personas con una libertad altísima e ilimitada; y los tres sin embargo, tienen una sola voluntad. ¿Se puede entonces hablar de obediencia? Hay pues una sola voluntad, pero son tres los que quieren; y cada persona divina quiere lo que las otras. Lo que se concibe como obediencia de las criaturas- la unidad de las diversas personas en una voluntad-, es aquí superado y cumplido de modo inalcanzable.

Así como la pobreza de las tres divinas personas consiste en poseer como si no poseyeran- una perfecta libertad frente a todo lo que existe-, de este modo es la obediencia divina la perfecta libertad de las personas sobre sí  mismas y sobre la propia voluntad en entrega recíproca de la voluntad.” Escritos espirituales. Fiesta de los Reyes Magos (1942)

Santa Isabel de la Trinidad

8 de Noviembre

 

“Todo mi ejercicio es entrar adentro y perderme en los que están allí”

“He encontrado el cielo en la tierra, pues el cielo es Dios, y Dios está en mi alma”

“La Trinidad, he ahí nuestra morada, la casa paterna de donde nunca debemos salir”

“Me parece ver realizado en la virgen el ideal de mi alma; adorar en mí al Dios oculto”